Su corazón aventurero es su motor. Lo hace llevando ese mensaje de preservación ambiental. “Los pedales no emanan humo, mucho menos despiden contaminantes al medio ambiente”, cometa con certeza, fiel representante de la “Embajada Mexicana de la Bicicleta” (organismo altruista de ciclismo). Alan ha recorrido miles y miles de kilómetros por Colombia, Uruguay, Belice y otros países de Sudamérica, así como gran parte de nuestro país, alentado por sus amigos de altruismo urbano.

En esta ocasión decidió rodar en su ´bici´ más de 6 mil Kilómetros para recorrer la nación y llegar hasta la ciudad fronteriza de Tijuana. El gusto y la satisfacción al cruzar por debajo del Arco Monumental es grande, pues representa solo la mitad de su gran travesía; su convicción de trotamundos le regala el aliento suficiente para planificar y emprender el camino de regreso. En su recorrido por los 14 estados a su paso, pudo ver lo grande y noble de miles de personas que le acobijaron, los días de agobio y la combinación de esos amaneceres de hermosos parajes, no se comparan con las ganas seguir llevando su mensaje a través del país.
Su trayecto se convierte más glorioso al aseverar que esos 6 mil kilómetros los recorrió pedaleando con la misma cadena y más aun sin sufrir alguna pinchadura las llantas. A bordo de su bicicleta lleva más que los sueños de un verdadero aventurero, solo lo necesario para soportar las inclemencias del tiempo y una mochila cargada de sueños y anhelos de hacer un mundo mejor.
Es
en esta ocasión que este personaje de la ruta Tijuana tira el ancla de
su amado velocípedo, para dormir en los cálidos brazos de nuestra
Tijuana y aunque su estancia por esta frontera sea tan solo de paso, el
joven “San Alancillo” nos traza una ruta extraordinaria llena de
tenacidad, perseverancia y una profunda inspiración, que invita a no
dejar en el limbo nuestros sueños y continuar en esa búsqueda interior
que permanece, muchas veces dormida, en cada uno de nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario